Seguramente te han hablado sobre la importancia de la autoridad en casa y acerca de las luchas de poder que tienen los hijos en diferentes etapas de la vida. Te dijeron que no cedieras ante los caprichos de los niños(as) y la importancia de los límites en casa. Te transmitieron que tú eres la autoridad en casa y que no deben pasar sobre ti ni “tomarte la medida”. ¿Entonces por qué pensar en negociar con los hijos e hijas? La razón principal es simple: queremos que aprendan a tomar decisiones, a ser independientes y sentirse libres, a comprender el razonamiento detrás de nuestras solicitudes y no seguir reglas sin cuestionar. Aunque pueda parecer que las reglas nos han sido impuestas autoritariamente desde el nacimiento, la realidad es que las hemos seguido más por el ejemplo que vemos en nuestros predecesores. El autoritarismo, tanto a nivel familiar como a nivel social solo deja secuelas a nivel mental y emocional. Beneficiosamente, la humanidad ha ido evolucionando hacia una convivencia más considerada, menos impositiva y más consciente. Hemos aprendido a dialogar y negociar, a distinguirnos de nuestro lado más animal.
Negociar no implica que la palabra de mamá y papá sea relegada y no sea la última en tomar decisiones. La última palabra la tienen los adultos, pero basada en la experiencia, el amor y la escucha. Los cuidadores son responsables de la vida de los menores y toman decisiones con el fin de educar de la mejor manera posible y de proteger a la familia. Esto es ejercer una autoridad respetuosa. Es importante reconocer los momentos en que ejercemos decisiones autoritarias por enojo, comodidad, control, costumbre, “falta de tiempo”, repetición, ego, necedad, etc. Esto sería ejercer una autoridad intransigente que muchas veces cae en abusos de poder. Este es uno de los peligros de una autoridad mal ejercida, pues les enseñamos a aceptar los abusos en su vida.
Es fundamental entender que los niños y niñas pueden seguir reglas sin necesidad de una autoridad intransigente. De hecho, son más propensos a seguirlas cuando existe comprensión, libertad y aceptación. Genera en la persona sentimientos de autoconfianza, autoaceptación, responsabilidad y fortaleza. Por estas razones, resulta beneficioso seguir un sistema de negociación lo más pronto posible. Se ha visto que desde la infancia temprana se pueden hacer negociaciones, por lo cual no hay una edad mínima para empezar.
Negociar con los hijos e hijas implica mucho más que simplemente ceder a sus demandas o imponer nuestras propias reglas o acuerdos. Requiere una comunicación abierta y respetuosa, donde ambas partes puedan expresar sus necesidades y preocupaciones. Esto implica escuchar activamente a tus hijos(as), validar sus sentimientos y puntos de vista, y trabajar juntos para encontrar soluciones que satisfagan las necesidades de todos los involucrados. Además, negociar con niños, niñas y adolescentes, implica enseñarles habilidades importantes para la vida, como la resolución de problemas, el pensamiento crítico y la toma de decisiones responsables. Por lo tanto, las negociaciones y la elaboración de acuerdos implican tiempo, práctica y amor.
Así mismo, el arte de negociar es un proceso dinámico que requiere paciencia y flexibilidad por parte de los adultos de la casa. Es posible que las negociaciones no siempre lleguen a un acuerdo de inmediato, y puede ser necesario volver a dialogar el tema en otro momento. Es importante mantener una actitud abierta y estar dispuesto a comprometerse cuando sea necesario, demostrando así a los menores el valor del diálogo y la colaboración en la resolución de conflictos. En última instancia, negociar con nuestros hijos e hijas es una oportunidad para fortalecer los vínculos y fomentar un ambiente familiar basado en el respeto mutuo y la confianza.
En resumen, la negociación con los hijos e hijas implica muchos beneficios importantes para su desarrollo y para fortalecer la relación familiar. A continuación, se enlistan algunos de ellos:
1) Desarrollo de habilidades de resolución de problemas: Al negociar, niñas y niños aprenden a expresar sus necesidades y deseos, así como a considerar las de los demás. Esto les ayuda a desarrollar habilidades para resolver conflictos de manera constructiva.
2) Empoderamiento: Cuando se les permite participar en decisiones y negociaciones familiares, los hijos e hijas se sienten valorados y empoderados. Esto contribuye a su autoestima y confianza en sí mismos.
3) Desarrollo de habilidades de comunicación: La negociación implica escuchar, expresar ideas claramente y buscar soluciones mutuamente beneficiosas. Estas habilidades de comunicación son fundamentales para las relaciones interpersonales saludables a lo largo de la vida.
4) Fomento del pensamiento crítico: Al enfrentarse a diferentes opciones y considerar sus consecuencias, los niños y niñas desarrollan habilidades para analizar situaciones y tomar decisiones informadas, lo que fortalece su pensamiento crítico.
5) Responsabilidad: Participar en negociaciones les enseña a los menores sobre obligaciones, derechos y compromisos. Cuando llegan a acuerdos, asumen la responsabilidad de cumplir con lo acordado, lo que les ayuda a comprender el valor de sus compromisos.
6) Fortalecimiento del vínculo familiar: La negociación fomenta la comunicación abierta y el trabajo en equipo dentro de la familia, lo que puede fortalecer los lazos familiares y crear un ambiente de apoyo mutuo.
7) Preparación para la vida adulta: A medida que los niños y niñas practican la negociación en el entorno familiar, adquieren habilidades que serán útiles en diversas situaciones de la vida, como en sus futuras relaciones interpersonales (laborales y personales).
Comments